jueves, 28 de febrero de 2008

Almas Gemelas

Una relación de Amor Verdadero se caracteriza por la ausencia de conflictos, ya que más que una relación basada en el aprendizaje, se trata de una relación cimentada en el apoyo mutuo y en la incondicionalidad. Si bien cada una de nuestras circunstancias en la vida es un motivo de autoconocimiento, no es necesario que esto sea llevado a cabo desde el dolor y el sufrimiento.

En este sentido, una pareja cuya relación se fundamenta en el Amor Verdadero seguirá aprendiendo, progresando y evolucionando, pero desde el nivel de la consciencia, lo cual quiere decir que ha dejado atras la necesidad de aprendizaje a través del dolor.

Por supuesto que en toda relación y convivencia de pareja se dan las circunstancias de fricción, pero el enfoque de las mismas, cuando la base de unión es el Amor Verdadero, permite que cualquier problema sea enfrentado desde una perspectiva más elevada:
desde el apoyo y la incondicionalidad. Puede tambalearse todo alrededor de esta unión, pero el apoyo y la incondicionalidad le permiten sobreponerse siempre a cualquier situación desarmónica
que pueda darse por los motivos que sean.

Cuando nuestra relación es de Amor Verdadero, existe un sentimiento sólido y arraigado por parte de los dos miembros de la pareja, de haber encontrado la calidad de relación que aporta una calma interna, un regocijo y celebración externa y un sentimiento de estar con quien mejor y más nos conoce y acepta por ser complementario a nuestro carácter, personalidad y temperamento.

Es entonces cuando se nos presenta la oportunidad de darnos cuenta de que hemos encontrado o nos ha encontrado el Alma Gemela. Sentimos una mutua y tranquila alegría en nuestro corazón difícil de describir con palabras; como si compartiéramos en secreto una complicidad, un tesoro que solo conoce nuestra pareja y que las personas con las que nos relacionamos van notando por el solo hecho de nuestra presencia, como si irradiáramos una especial energía allí donde estamos juntos, y que llena todo a nuestro alrededor con una vibración muy especial.

El Alma Gemela sólo llega cuando uno está lleno de sí mismo y no necesita ser rescatado de su soledad ni siente que el amor llenará su vacío interno ni externo, ya que ha tenido el valor suficiente para aprender a amarse a sí mismo, a celebrar la vida y a celebrar el amor de forma incondicional a través de su actitud positiva con todas las personas de su entorno: solo así se puede encontrar al Alma Gemela, al Amor Verdadero.

En tiempos pasados, en la mayoría de las culturas de muchos países, el matrimonio era pactado por los padres o tutores de la pareja. Los futuros cónyuges sabían desde la infancia con quién contraerían matrimonio, tendrían hijos y pasarían el resto de sus vidas. Evidentemente se daba por hecho que el enamoramiento no era la base; el amor, si se manifestaba, sería después de un tiempo de convivencia; y si no se manifestaba, poco importaba, ya que lo importante era la conveniencia de asegurar una continuidad estable en la comunidad familiar, social y cultura. El matrimonio era una institución, un modo de vida enfocado a la procreación y salvaguarda de los valores de unidad familiar. La convivencia, en la mayoría de los casos, llevaba a la confianza, de la confianza al respeto, del respeto a la valoración de la valoración al reconocimiento y del reconocimiento, con un poco de suerte, al amor.

¿Y entonces dónde estaba el Alma Gemela?

Somos y pertenecemos a una especia de "tribu" energética, formada por muchas almas encarnadas en cuerpos y unidad por un sistema de red lumínica que nos enlaza a todos.

Esta "tribu" energética amalgama a todas las personas con las que nos vayamos encontrando, a lo largo de cada vida, de cada existencia; serán todas las personas con las que vayamos a mantener una relación, ya sea esta relación corta, larga, positiva, intensa, superficial, dolorosa, momentánea o duradera, familiar, sentimental o de compromiso. Ni una sola de nuestras relaciones es casual, sino causal. Ni siquiera lo aparentemente sin importancia deja de ser importante.

De entre todas nuestras conexiones, por Ley de Afinidad, existen unas más definidas que otras. En este sentido, el entramado más afín será aquel que tenga más similitud energética, y sobre todo, aquel que reúna cualidades parecidas y en ocasiones incluso idénticas; son los llamados espiritus afines.

Un espiritu afín puede estar encarnado en alguien de tu familia y la relación con él o ella es especialmente alegre, de facilidad y felicidad, de apoyo e incondicionalidad. Cuando nos encontramos con un espíritu afín encarnado en el ámbito de las amistades, se produce un reconocimiento instantáneo y se da una afinidad en ambas direcciones que hace que de repente, casi instantáneamente, se salten las barreras de tiempo y espacio y te parece que conoces a esa persona de toda la vida, y así es; aunque no es de toda la vida,
sino de todas las vidas. La confianza es instanténea y también se siente mucho regocijo, alegría y felicidad.

Cuando un espíritu afín llega a tu vida como una pareja sentimental, la convivencia es maravillosa; la felicidad y comprensión son la base de la relación y ambos se apoyan contínuamente. Si unen sus vidas, se puede asegurar que su relación será muy duradera, y si alguna vez deciden separar sus caminos, siempre quedará un vínculo irrompible y de la más pura gratitud y reconocimiento.

Sin embargo, el Alma Gemela es mucho más que un espíritu afín: Es el más afín de los espíritus. Es tu otra mitad. Es aquella parte de tu mismo Ser, antes de que Tu Ser decidiera venir a experimentar, aprender o estar en misión a un mundo en cuya realidad existe una ley en acción: La Ley de Opuestos, la dualidad, la polaridad entre sexos diferentes.

El reconocimiento de Alma Gemela se da en el nivel del alma; sin embargo, una vez aquí , en la tercera dimensión, existen ciertas posibilidades de dificultad para que el encuentro no sólo se produzca, sino que además se consolide y sea duradero, al margen de todo el romanticismo que siempre ha generado el término.

Un Alma Gemela encarnada, es un ser humano que posee en sí mismo lo mejor de su otra mitad y viceversa.

Las Almas Gemelas no poseen los mismos defectos; por el contrario, con su luz común se ayudarán mutuamente a limpiar sus respectivas sombras (todo el bagaje que constituye su herencia genética, racial, cultura, social, educacional y que todavía tiene que enfrentar, asumir y la mayoría de las veces limpiar y transmutar).

Hasta que las sombras individuales de ambas personas no estén transmutadas e iluminadas, no podrán realizar la fusión necesaria para llevar a cabo su misión de expandir luz como UNIDAD que son, como Almas Gemelas que son; es decir, su realidad polar debe ser trascendida para poder ser UNO y no DOS.

La misión de la unión de las Almas Gemelas es completamente espiritual, en el sentido de que su unión se basa en la generación permanente de un impacto de total sanación; esto quiere decir que una pareja de Almas Gemelas es capaz de generar con su sola presencia un vórtice energético de tal vibración que repercute en el entorno donde se encuentren y este es un hecho que escapa a la mente racional y a la lógica.

Una pareja de Almas Gemelas tiene una misión común de sanación, ya que es sólo a través del Amor como la humanidad podrá dar el salto frecuencial que necesita a nivel evolutivo, en nuestra actual sociedad, donde la violencia y la injusticia han generado tanta desarmonia.

Las Almas Gemelas, para encontrarse, han tenido que trascender ya sus respectivos miedos a la soledad, su falta de autoestima, sus pautas emocionales neuróticas, su necesidad de reconocimiento egoico, y sobre todo han tenido que asumir su misión en la vida".

Extraído del Libro "Almas Gemelas. El amor del cielo manifestado en la tierra" (Nina Llinares)

1 comentario:

ARD dijo...

Un texto que debo leer unas cuantas veces y del que me quedo con el espíritu.
Hay una parte que me ha gustado en especial, cuando dice :
"La confianza es instanténea y también se siente mucho regocijo, alegría y felicidad."
Esa parte me suena de algo y no se de qué.