martes, 19 de febrero de 2008

# Bomarzo, por Manuel Mujica Lainez


Hoy quiero escribir sobre uno de los libros que más me han llegado de los muchísimos que he leido. Bomarzo recrea la vida de un noble italiano del siglo XVI: el duque Pier Francesco Orsini, el "contrahecho, cínico e intrigante". Su drama se desarrolla en el ambiente trágico y sensual del Palacio Orsini y el célebre bosque de los monstruos de Bomarzo, próximos a la ciudad de Viterbo. Los numerosos personajes históricos, evocados por las confesiones del duque, componen un minucioso fresco del Renacimiento italiano.
Es un libro increíble. En él se puede encontrar, además de una correcta ambientación histórica, detalles muy finos respecto de la "sagrada ciencia" (astrología, numerología, alquimia, y demás ramificaciones).
El juego entretenido es que hay un protagonista, pero, que siempre va relacionándose con otros protagonistas. Contiene sentencias magníficas, conclusiones atrevidas, y sobre todo, el detalle del panorama psicológico de un alguien que vive fuera de las reglas (y acaso hay alguien que no haya incumplido alguna vez más de una?)

"- El amor -le contesté- es un modo de sobrevivir". Bonita estructura, cierto?

Hay una parte en la que cita a Giordano Bruno:

"Miré al cielo crespuscular, en el que empezaría a encenderse la palidez de las constelaciones, y recordé lo que dice Giordano Bruno acerca de los astros, animales tranquilos también, de sangre caliente y costumbres regulares, impulsados por la razón".

Lo mejor de todo es que no pierde en detalles cotidianos, nada flota en lo supuesto, toda la historia transita en lo terrenamente terrenal, por así decirlo, no hay escape. Es un libro extenso, es extenso disfrutarlo, en algún lugar dice:

"-¿Sabemos por qué matamos? ¿Lo sé yo, lo sabe Lorenzino? ¿Podemos asegurar que entedemos algo de alguien, cuando atravesamos las capas obvias de la superficie y nos adentramos en lo más profundo? ¿Nos entendemos a nosotros mismos? Tantos elementos sutiles, delicados, ignotos, juegan cuando cumplimos cada acción - la de matar a un hombre o la de amar a otro- que en verdad para comprender cualquier sentimiento y cualquier actitud, aun las aparentemente más simples, deberíamos dedicar nuestra vida entera a desmontar, pieza a pieza, el misterio de las razones acumuladas, entreveradas, y aún así probablemente se nos hurtaría lo principal"

Es un libro denso de acuerdo, lleno de matices, con un léxico y tonos maravillosos.
No es un libro para leer a ratos o en tiempos perdidos sino que requiere dedicación y calma pero que depara momentos absolutamente memorables.
A veces se parece a la mitica YO CLAUDIO, un personaje en medio de todas las intrigas de la epoca, al que todo el mundo desprecia por sus deficiencias y que curiosamente sobrevive a todo el mundo y gobierna para sorpresa de todos .El duque de Bomarzo sobrevive a padres, hijos, esposa, amigos, amantes. A algunos los mata el mismo y a otros las intrigas o batallas pero él con todos sus problemas y traumas es quien queda hasta el final .Construye una especie de jardin/mausoleo distinto a todo lo existente y se apaga buscando el sueño que persiguio toda su vida y que antepuso a cualquier otra cosa: la inmortalidad

2 comentarios:

ARD dijo...

Tomo nota del libro para disfrutarlo.
Sobre la inmortalidad, a veces tengo la sensación de que debe ser similar a estar dentro de un pedazo de ambar, si, se atraviesan los siglos pero en un estado de pasividad absoluto, no creo que sea envidiable aunque si muy tentador.
El ser testigo del tiempo a veces es una posición que la vida se encarga de darle a cada uno, supongo que debido a golpes y bofetones de realidad uno mismo se va apartando y observando lo que ocurre como desde una cierta distancia; tal vez porque se entiende que no merece la pena el pelearse o luchar para obtener unos resultados inciertos y desoladores .
Abrazos

maremagnum dijo...

Un poco en la linea de lo del pedazo de ámbar te aconsejo que leas del mismo autor El Escarabajo, que trata sobre un anillo que nos cuenta la vida de sus distintos propietarios desde que lo hicieron los egipcios hasta nuestros días, está tambien genial y se lee en un soplo, es de los libros qye gustaría que fuese aún más gordos para poder disfrutar de más horas de lectura.